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La lejía y la seguridad humana

El hipoclorito sódico se vende en concentraciones que van desde un 3,5% hasta un 12,5% dependiendo del país, aunque la concentración más común se sitúa entre al 4% y el 5%.

A medida que la concentración de hipoclorito sódico es cercana o inferior al 5%, la mayoría de productos están clasificados como no peligrosos. Además, los envases de lejía aportan instrucciones específicas para evitar los posibles malos usos. En este sentido, cabe destacar la advertencia de “no mezclar con otros productos”, para asegurar que nadie use conjuntamente el hipoclorito con productos ácidos (salfumán, etc...), ya que se podrían generar gases tóxicos.

Muchos fabricantes de lejía informan a los consumidores del correcto uso del producto a través de folletos y campañas de comunicación. Fenalyd es una de las Federaciones que más hincapié ha puesto en la educación y formación del consumidor en la correcta utilización de la lejía.

El hipoclorito sódico de uso doméstico, es decir, la lejía, no es un producto peligroso o al menos no es más peligroso que otros productos y actividades del hogar, según demuestran las estadísticas sobre accidentes. Dichas estadísticas reflejan que sólo el 0,12% de los accidentes domésticos tienen que ver con la lejía, una cifra mínima en comparación con los accidentes debidos a otras causas, como las caídas en escaleras, que representan un 9,4% o las quemaduras con objetos calientes que están cifradas en un 1,2 % del total.

Distintos estudios estadísticos realizados en Europa y América, concluyen que los productos para el hogar que contienen hipoclorito sódico no conducen a heridas permanentes en contacto con la piel y los ojos e incluso su gestión rara vez ha provocado daños irreparables. El mal sabor de la lejía produce un rechazo inmediato, que impide la ingestión de grandes cantidades y, por tanto, los daños que produce son mínimos. Los pocos casos graves derivados de la ingestión de la lejía han sido consecuencia de actos voluntarios, por lo que no se pueden considerar accidentes.

En definitiva, los Institutos Toxicológicos europeos y americanos, no consideran el hipoclorito sódico como un producto peligroso, dado que los daños debidos a un mal uso son, en la mayoría de los casos, limitados y de corta duración. La probabilidad de que la lejía ocasione daños es mínima si se cumplen las instrucciones de uso que vienen especificadas en los envases.

Finalmente, la posibilidad de que se de un mal uso al producto es limitada, debido a la larga experiencia que los consumidores tienen en el uso correcto del hipoclorito sódico, especialmente en países como España, Italia, Francia o Estados Unidos, donde la lejía tiene una fuerte implantación.


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