Propiedades de la Lejía
La lejía, dispone de múltiples aplicaciones, tanto en la vida urbana como en la agraria, en el hogar o en los lugares públicos, donde la limpieza y desinfección es, además de necesaria, imprescindible. Por tanto, y además de su óptima relación calidad / precio, sus numerosas aplicaciones y las pequeñas dosis que se precisan en su utilización lo convierten en un producto sumamente atractivo para el consumidor.
Desde su orígenes, la lejía se conoce por su
alto poder desinfectante. Las bacterias y virus son completamente eliminados por ella, sólo es preciso aplicar la dosis adecuada durante el tiempo necesario (siempre muy breve). Asimismo, la lejía posee una fuerte acción funguicida y, a su vez, elimina las esporas. De su poder bactericida, virucida y funguicida se derivan sus múltiples aplicaciones en el campo de la desinfección de hospitales, comunidades y hogares. Es el desinfectante más barato y con mayor espectro de acción, ya que no se conocen gérmenes que lo resistan.
También es un producto altamente eficaz contra los malos olores
(agente desodorante), ya que no sólo elimina bacterias y los mohos, sino que también rompe las sustancia malolientes producidas por aquéllas.
Además, la lejía refuerza el poder de limpieza de los detergentes, especialmente lavando con aguas duras
(agente blanqueador). Los estudios de lavado demuestran que la lejía es el eliminador de manchas más efectivo para la ropa blanca y de colores sólidos, de entre todos los blanqueantes existentes. La decoloración de las manchas tiene lugar por oxidación de los componentes de la suciedad, logrando que sus moléculas se rompan en partes más pequeñas, desprendiéndose de la superficie de la ropa y dispersándose en el agua.
Además, elimina las manchas sobre las superficies duras y restaura el blanco de las porcelanas de pilas, lavabos, W.C y bañeras, sin rayar la superficie ni atenuar su brillo.
